domingo, 6 de septiembre de 2015

Desde hace 22 años el Vesty Pakos rescata animales maltratados

"Ya no puedo cuidarlo”, fueron las palabras, cargadas de tristeza, con las que hace algunos años un miembro de las Fuerzas Armadas dejó a Panchito en el zoológico de Mallasa. El pequeño "niño” educado para estar entre humanos había olvidado su verdadera identidad: la de un mono araña.
Este 21 de septiembre, el Zoológico Municipal Vesty Pakos cumplirá 22 años de vida. Desde su traslado del Parque de los Monos -en el centro de la ciudad de La Paz- a Mallasa ha dedicado sus servicios al cuidado y rescate de la fauna silvestre. La administradora Andrea Morales cuenta que, como Panchito, cientos de animales llegaron al zoológico municipal donde hallaron una segunda oportunidad de vida.
"Panchito era como un niño al que le tuvimos que enseñar a ser mono”, señala Morales, mientras recuerda la llegada del único mono araña del zoo. "Cuando vino, usaba pañal, caminaba erguido, no comía sino era en una mesa y no sabía usar su cola que, para ellos, es como un brazo”.
Al ver a este pequeño akullicador de coca, los guardaparque se dieron a la labor de enseñarle a ser mono, a columpiarse de los árboles y relacionarse con los demás animales. "El proceso de adaptación es muy importante porque muchos de los animalitos que llegan acá no sobreviven”, dice Morales.
Anualmente, 30 animales -entre tejones, tortugas, loros, halcones, águilas, quirquinchos y monos- llegan al zoológico municipal por decomisos o donaciones directas. Sin embargo, en lo que va de este 2015 ya se han registrado 31 acogimientos, por lo que se prevé sobrepasar los 50 hasta fin de año.
"Los animalitos son traídos en muy malas condiciones, llegan con desnutrición, lesiones de leves a graves y maltrato psicológico, tanto que aún temen a las personas. Al adaptarse, la situación se dificulta porque se amartelan, entran en nostalgia y no comen”, relata con pesar.
Este es el caso de un halcón rescatado hace un par de meses, tras la denuncia de los vecinos de su antiguo dueño. Con una deshidratación severa, las plumas raídas y una de las alas casi destrozada, fue acogido por la familia de Vesty Pakos.
"Es un caso muy triste porque, si bien ahora se encuentra estable, el daño es irreversible. Tuvimos que amputarle el ala. Él ahora tiene una segunda oportunidad, pero nunca podrá volver a volar”, lamenta.
En Mallasa, las segundas oportunidades no sólo llegan para los animales rescatados, sino para algunas especies en peligro de extinción. Morales relata esperanzada que algunas especies en riesgo, como el quirquincho, han logrado reproducirse en el zoo como resultado de un buen ambiente en el cautiverio.
"El quirquincho es una especie en peligro de extinción y hace un par de años una pareja de ellos ha tenido cuatro crías. Sin embargo, el país no tiene una normativa que nos permita, como zoológico municipal, la reproducción y la posterior reinserción en su hábitat natural como quisieramos hacerlo para fortalecer estas especies”, explica la responsable.
Como este par de animalitos, los jaguares también lograron procrear en cautivero y los cóndores pusieron y encubaron huevos, ya en varias ocasiones, pero no eran fértiles.

La reproducción en esta nueva etapa de su vida es parte de la adaptación de los animales acogidos en el zoológico. Sin embargo, muchos aún guardan recuerdos de su pasado, como Panchito, a quien aún le gusta peinarse en las mañanas, acomodando los pelos de su cabeza hacia a delante y, de vez en cuando, caminar en dos piernas por su jaula.


El zoo, del Parque de los Monos a Mallasa

Hace 22 años no era extraño que los vecinos del entonces Parque de los Monos, ubicado en la avenida Simón Bolívar, se quejaran de los rugidos de los leopardos o de los gritos de los monos y loros que habitaban en el zoológico municipal instalado en el lugar desde los años 50.
Por la rápida expansión de la ciudad, el recinto no contaba con espacios para el adecuado trato de los animales albergados. Después de varias gestiones en septiembre de 1993, durante la gestión municipal del entonces alcalde Julio Mantilla, se trasladó el zoológico a la zona de Mallasa, al sur de la urbe paceña.
A 14 kilómetros de distancia del centro de la ciudad y dentro del Parque Nacional de Mallasa se instaló el nuevo zoológico con una extensión de 22,4 hectáreas, contacto directo con la naturaleza y un clima que en verano llega a los 22 grados centígrados.
"Lleva el nombre de Zoológico Municipal Vesty Pakos Sofro, en homenaje al investigador austriaco Silvestre Pakos, principal impulsor de su traslado y primer director de esta institución”, señaló la administradora del zoológico, Andrea Morales.
Hasta la fecha alberga a 500 animales que provienen de 75 especies, muchas de ellas en amenaza de extinción. "Tenemos parabas frente roja, jucumaris, quirquinchos y otros”, indicó la autoridad.
En los últimos años se ha logrado implementar nuevos espacios para los osos, pumas, serpientes y tortugas. "Tenemos nuevos proyectos y esperamos continuar con las mejoras”, dijo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario