Los perezoso están adaptados fisiológicamente para llevar la vida más sedentaria entre los mamíferos. Así es, se mueven con extrema lentitud y lo mínimo posible.
Su lentitud es la razón de su supervivencia. Moverse lento significa gastar menos. Sin depender de una homotermia total y con movimientos parsimoniosos, consumen muy poco. Tienen el ritmo metabólico más bajo de entre todos los mamíferos no hibernantes.
Como consecuencia, a los perezosos no les hace falta adquirir mucha energía. Su dieta es a base de hojas con un nivel calórico muy bajo. Energéticamente hablando, la búsqueda y obtención de alimento puede llegar a ser contraproducente.
Además, sus cuatro cámaras en el estómago suelen estar siempre llenas. Su digestión es extremadamente larga y lenta. Suelen defecar sólo una vez por semana y expulsa el 37 por ciento de su masa corporal.
Bajar al suelo es peligroso porque sus lentos movimientos no le permiten escaparse o defenderse ante un depredador, pero le ayudan a pasar desapercibido.
Gracias a unas algas simbióticas que crecen en su pelaje, pueden camuflarse aún mejor con el entorno. Su discreción y sosiego son causa y consecuencia de su triunfo evolutivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario