domingo, 14 de agosto de 2016

Pájaros, “guías de la miel”


En 1558, cuando la actual República Popular de Mozambique estaba colonizada por los portugueses, el misionero João dos Santos observó a un pequeño pájaro de tonos amarronados deslizarse en el interior de su iglesia para picotear la cera de las velas.

Pero esta no era su única habilidad: el ave era capaz de guiar a los hombres

hacia las colmenas donde ellos extraían la miel y los animales se alimentaban

de la cera.

En África, la inusual relación entre el pájaro y los hombres “cazadores de miel” sigue intrigando a los científicos y es, sin duda, uno de los pocos casos de mutualismo que existen entre estas dos especies. Para entender cómo el ave ha sido capaz de aprender a reconocer las llamadas de los hombres, un equipo de investigadores ha realizado experimentos en la Reserva Nacional Niassa de Mozambique junto a los habitantes de la tribu Yao.

El estudio, publicado en Science, revela que los hombres logran reclutar a estas aves con sus peculiares sonidos y así encontrar las colmenas.

Por su parte, los “guías de la miel” convierten a los humanos en sus socios para acceder al panal sin ser picados por las abejas. Gracias a las señales

de ambas especies, humanos y pájaros comunican

y cooperan para aumentar sus probabilidades de localizar este valioso y nutritivo alimento.

“Lo más extraordinario

en esta recíproca relación es que involucra a un animal salvaje cuyas interacciones con los humanos han evolucionado a través de la selección natural, probablemente a través de cientos de miles de años”, recalca Claire Spottiswoode, autora principal del trabajo y bióloga evolutiva en la Universidad

de Cambridge y de Ciudad de Cabo en Sudáfrica.

DE ÁRBOL EN ÁRBOL

La científica se adentró

en los bosques africanos junto a los habitantes de la tribu Yao para comprobar que los pájaros eran capaces de distinguir la llamada específica de estos hombres de otros sonidos humanos, y responder a ella. Esta señal sonora realizada por los “cazadores de miel” ha pasado de generación en generación y se caracteriza por un fuerte gorjeo seguido de un breve gruñido.

Dos cazadores iniciaron

su caminata emitiendo sus llamadas habituales para atraer a los pájaros a la vez que un investigador reproducía grabaciones de tres señales sonoras diferentes cada siete segundos a intervalos de 15 minutos.

Los resultados confirmaron la comunicación de dos vías entre ambas especies al demostrar que las llamadas de los Yao permitieron un 54 por ciento de probabilidades de encontrar el panal, mientras que las llamadas de control generaron solo el 17 por ciento .

Una vez que los pájaros identificaron la llamada

de los hombres, actuaron de guía hacia la miel, revoloteando de árbol en árbol para indicar el lugar donde estaban escondidos los

panales de las abejas.


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