jueves, 6 de agosto de 2015

La muerte de Cecil descubre el mundo de la caza “legal”

La muerte del león Cecil a manos del dentista estadounidense Walter Palmer, que pagó unos 50.000 dólares para poder abatirlo de forma supuestamente "legal”, ha puesto el foco sobre el oscuro mundo de la caza mayor en Zimbabue, práctica que se remonta al siglo XIX, cuando llegaron los primeros colonos.
Cazadores profesionales llegan a este país africano desde todo el mundo para participar en costosas expediciones como la que ofrece la compañía estadounidense Georgia Safaris: unos 23.000 dólares por una cacería de 14 días cuyo único objetivo es encontrar y abatir a una pieza cotizada: el leopardo.
Y ese precio no incluye las tasas de abate (cantidad que se paga cuando se hiere o se mata al animal designado), tampoco los impuestos del Gobierno zimbabuense ni el costo de preparar y embalar la presa para llevarla de vuelta a EEUU, lo que hace subir considerablemente el montante final de la expedición.
En comparación, la caza del leopardo en la vecina Sudáfrica asciende a sólo 410 dólares más otros 13.700 de la tasa de abate, según la oferta de la operadora local African Sky Hunting.
Sin embargo, la caza no es un entretenimiento solo para extranjeros. Zimbabuenses de clase alta y con buenas conexiones también participan en cacerías, incluidas las de arco y flecha, como la que acabó con Cecil.
En áreas como la reserva de Save Valley, un recinto privado en el sureste de Zimbabue, puede costar hasta 135 dólares abatir un impala, un tipo de antílope pequeño considerado caza de llanura que se puede matar sin restricciones de ningún tipo.
Las autoridades de Gobierno del país sudafricano establecen cada año cuotas y tasas para cada tipo de animal, que se calculan en base a la población existente, en un intento de controlar la caza y, al mismo tiempo, sacar un rendimiento económico a la abundante fauna salvaje.
El director general de la Autoridad de los Parques y Vida Salvaje de Zimbabue (ZPWMA), Edison Chidziya, aseguró hace unos días que este año sólo se podrán cazar 70 leones de una población global de 2.000.
El parque nacional de Hwange, donde solía vivir Cecil, tenía censados a 112 leones en 2013. La mayoría de los países del África meridional permiten la caza deportiva, con la única excepción de Botsuana, que decidió prohibirla hace unos días, aunque Zimbabue puso en marcha restricciones muy duras para la caza de leones, leopardos o elefantes fuera de los parques naturales.

El año pasado, Zimbabue ingresó alrededor de 63 millones de dólares gracias a la caza deportiva, según cifras oficiales, mientras que este año se espera que en esta temporada la recaudación ascienda a 68,4 millones, aunque se cree que la reciente prohibición de importar marfil a Estados Unidos afecte al volumen de este negocio tan lucrativo que, sin embargo, acaba poco a poco con la fauna silvestre de esta parte de África. (EFE)

Sobre el cazador
Testimonio Theo Bronkhorst, el cazador profesional que ayudó a Walter Palmer a cazar a Cecil, recibió numerosas críticas por su comportamiento, ya que todo apunta a que atrajo al animal fuera de los dominios del parque para que, técnicamente, no fuera ilegal abatirlo.
Guía Sólo el guía que destapó la muerte del león, Bryan Orford, se atrevió a pronunciarse en su favor. "Es una buena persona y solo hacía lo que la mayoría de cazadores profesionales hace en Zimbabue. Es humano como todos”.

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